Yo también fui gilipollas.
Pensaba que cuanto más newsletters siguiera, más enterado iba a estar.
Más listo.
Más rápido.
Más “al día”.
Pero lo único que conseguía era más ruido.
Más correos que no abría.
Más contenido que no valía ni para limpiarse el culo después de un kebab de las 3 de la mañana.
Más vendehumos gritándome que sin Web8 vas a ser pobre.
Más profetas de LinkedIn soltando que la IA te va a dejar en la calle si no espabilas.
Como tú, también me tragué el circo entero:
- Me suscribí a blogs llenos de palabras que no decían una mierda.
- A canales de Telegram con ruido blanco disfrazado de “insights”.
- A hilos de Twitter que empezaban fuerte y acababan vendiéndote un PDF a 17 pavos con “los secretos que nadie te cuenta” (porque no existen, coño).
Y terminé quemado.
Hasta las narices de tanto iluminado con megáfono.
Y con la sensación de que me estaban tomando por imbécil.
El problema no es la falta de información.
Es que estamos enterrados en basura.
Eso si:
Basura bien empaquetada,
con tipografías cuquis
y gifs de Matrix.
Pero basura, al fin y al cabo.
Newsletters técnicas hay mil.
Pero el 90% caen en una de estas tres categorías:
- El refrito de siempre: “10 herramientas para petarlo con IA” (spoiler: no vas a petar nada).
- El tochazo ilegible de 20.000 palabras que te hace sentir culpable por no tener 4 horas libres al día.
- O el clásico copia-pega de alguien que no ha tocado un sistema real ni con un palo. Mucho postureo. Mucho ruido y pocas nueces.
Así que mandé todo a la mierda.
Y me puse a escribir los correos que me habría gustado recibir:
Cortos.
Reales.
Sin florituras
Sin promesas de gurú
Correos que:
- No tienes que descifrar como si fueran los apuntes de un máster en física cuántica.
- Te cuentan cosas que pasan de verdad, donde los sistemas se caen, los logs no aparecen y el backup no estaba.
- Y que a veces te enseñan, otras te hacen reír, y muchas te dejan con el culo torcido.
Porque cuando habla alguien que se ha comido marrones,
que ha vivido el caos de producción,
y ha arreglado cosas sin dormir…
No hacen falta filtros.
Ni cursos.
Ni PDFs de colorines.
Solo una buena historia.
Contada sin mierdas.
Con una lección que se te queda grabada.
Eso es lo que hago.
Cada puto día.
A las 15:17.
Un email.
Uno solo.
Y sin giliopolleces del estilo: “sígueme para más hacks”.
Porque no necesitas más PDFs.
Porque no necesitas otra “herramienta que te cambiará la vida”.
Lo que necesitas es criterio.
Y para eso, primero hay que apagar el puto ruido.
Pasas de:
- “No sé ni por dónde empezar…”
A abrir el correo, leerlo en dos minutos y soltar:
- “Hostia puta… esto se lo tengo que contar al del curro.”
Ese es el objetivo.
No darte la chapa.
No evangelizarte.
Sí, los escribí yo. No, no me arrepiento de ninguno.
No me invento nada. Si te dan ganas de abrirlos, imagina leerlos.
- El día que un bug casi provoca la Tercera Guerra Mundial
- Los 10 mandamientos de hacker (bueno, los míos, tampoco vamos a generalizar)
- Cómo un solo bit casi destruye una misión espacial de la NASA
- Mensajes ocultos, huevos de pascua y programadores con demasiado tiempo libre
- ¿Como narices llegan las notificaciones Push a tu móvil?
- Lo que aprendí viendo cómo una aerolínea se iba a tomar por culo
- Cómo cagarla con el autoscaling de AWS
- Es un gilipollas con ínfulas
- ¿Quién coño se ha llevado mi firewall?
No pasa nada.
Te las leo en la cara.
Esto no es para todo el mundo. Así que mejor que sepas a lo que vienes.
Esto no es gratis porque valga poco.
No te equivoques.
Es gratis porque me renta más tenerte dentro que fuera.
Porque si te mola lo que lees, te vas a quedar.
Lo vas a compartir.
Y cuando un día saque algo de pago, vas a decir:
- “A este cabrón sí le suelto la pasta. Porque ya me ha dado más que muchos por 150 pavos + IVA.”.
Si por “reciclado” entiendes las típicas mierdas de “los 10 plugins para VSCode” o “cómo ser productivo en pijama con IA”… entonces no.
Esto está escrito a mano, por mí.
Sin freelancers filipinos.
Sin copiarle al blog de moda.
Sin adornos para LinkedIn.
Cada email tiene lo suyo: historia, contexto, mala leche, algo técnico y una lección que se te queda aunque no quieras.
No.
Pero puedes.
Y deberías.
Porque cada email te lo ventilas en menos de lo que tarda el café en enfriarse.
No hay hilo argumental.
No necesitas estar al día.
No hay que estudiar.
Lo abres, lo lees, y si no te mola, lo mandas a tomar por culo y punto.
Entonces, esta newsletter es justo para ti.
Porque si estás en este mundillo, TIEMPO es justo lo que no tienes.
Pero 2 o 3 minutos al día, sí.
Para aprender algo, para reírte o para ver que no eres el único comiéndote mierdas en tu curro.
Pues búscame en Google: cr0hn
Verás a un tío que lleva 20 años en trincheras y currando de esto.
Joder, pues yo qué sé.
Y porque cuando algo es una mierda, hay que llamarlo por su nombre.
Además, a veces un buen taco dice más que tres párrafos bien redactados.
O, a lo mejor, que solo soy un malhablado.
Quien sabe.
En fin.
Cada día te mando una historia que enseña más que tres tutoriales chungos y veinte tweets de vendehumos juntos.
Y no, no la repito.
No la publico.
No la subo a ningún sitio.
El que está, lo pilla.
El que no… se jode.
Te apuntas, lees, y si no te mola, un clic y te vas.
Sin dramas.
Sin lloros (hay que venir llorado de casa).
Sin correos de despedida.
PD: Piensa esto: mañana sabrás que hubo un email… pero No la subo a ningún sitio..